viernes, 28 de marzo de 2008

IsTlaPaToChAdA

Errares

Los pasos se confunden entre los zapatos que apresuran su andar.
Las miradas evaden los destellos reprimidos de los que agachan los centros de mando.
Los atardeceres se van y nadie los mira...
Los días dejan de serlo y la oscuridad invade las memorias y los recuerdos.
Toda pensante fija miradas en papeles de vida corta, papeles verdes, azules, naranjas, rojos... teñidos y marcados por valores que provocan yagas y sudores de cansancio y hastío. Frentes ceñidas de cinturones que se fortalecen hasta crear grilletes irrompibles.
La esclavitud opresora impera ante aquellos que no se dejan seducir por el libre arbitrio.
Marcas en el alma, pieles delgadas, suspiros reprimidos, comezones sin rascar, ronchas que se esparcen por los cuerpos inmateriales y jamás satisfechos. Calles deambuladas de autómatas de arrugas y viejos de quince años.
Lo bueno es que nos permitimos, de vez en cuando, desprendernos de los ataderos que nos apresan y nos limitan a sentir. La cotidianidad en ocasiones pisotea las dignidades de aquello que conocemos como humano, se esparce si lo dejamos; pero de vez en cuando hace caravana a quienes no logra conquistar... y tengo la ligera sospecha que somos de los indomables, aquellos que únicamente son esclavos de sus propias pasiones.

“Si La Libertad Ha De Negársenos,
Seamos Pues La Esclavitud Que Libremente Elegimos Vivir.”

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