miércoles, 8 de octubre de 2008

LoAnonimo I



Dejemos pasar la inmortalidad de la carne para convertirnos en el sinsentido de la naturaleza…

Nunca desconfíes del hombre que te ofrezca la fruta dulce que hechiza, déjate arrebatar por los laberintos de la sensualidad…

Quédate quieta, no hables, no pienses, suelta los brazos y levanta los ojos sin mirar algo, mira nada…

Quieta, no te muevas…

Detente, sonríe mudamente, levanta los pómulos hacia los ojos, hacia la frente y desliza el frontal de tu mano sobre tu mejilla…

Tócate de nuevo en ese particular pelambrero tuyo…

Revuela la mirada entre los cilindros negros, atenúa el paisaje… quiebra la segunda lumbar para rotar el mundo desde otra dimensión y...

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