martes, 13 de enero de 2009


El dolor como un acarreado
La implicación de negar algo al afirmar, acarrea el dolor por lo negado. Muchas veces no podemos imaginar lo que negamos, pero lo cierto es que hasta esa ignorancia ocasiona dolor. Salvos aquellos que en su inocencia no pueden darse cuenta de lo que no ven, porque los conscientes de lo negado sufren en la espera vacua de tener aquello que no puede ser; incluso esa negación puede tornarse en deseo y entonces lo negado es ocasión del dolor con mayor intensidad.
Hay en esto una vivencia terrible: cuando la vida de los seres humanos se eleva hasta una experiencia insoportable.
Un ejemplo es la insatisfacción de entrar en relación amorosa con alguien que resulta altamente atractivo (a), pero que el sujeto se niega la experiencia por una insólita e irracional contradicción: no soportar la libertad de uno de ellos. Vaya vicio con el que la cultura nos enferma. Y ¿por qué simplemente no nos compartimos con quien queramos? ¿por qué somos capaces de soportar nuestra libertad pero no la del otro? ¿ por qué no somos generosos con el otro que nos ocasiona amor a que realice el amor con otros como con nosotros? ¿por qué cuartar el deseo o reducirlo a uno, cuando todos somos capaces de sentir por más de uno amor, pasión o deseo?
La filosofía y otras disciplinas tienen sus propias y múltiples respuestas… yo por el momento no tengo más que aquellas preguntas.

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