martes, 2 de diciembre de 2008

UNA PATOCHADA

Un silbido me levanta súbito, son las dos de la mañana en el despertador del radio, ese que está sobre la mesita del televisor, frente a la cama, en donde, por cierto, no me he dormido durante semanas, pues el calor de abril me deshace la piel y sudo como un cerdo.

¡Otro silbido! Pero esta vez en el oído derecho, es más largo y no para. Lo tapo con las dos manos, pero no funciona… ¡ay güey! Me voy de lado, todas las cosas se mueven en un espacio que se desvanece y aparece el blanco. Un color, como aquel cuando estaba ensayando para la escolta después de tres horas bajo el sol y una cruda espantosa.

No sé por qué de repente estoy en la ventana… abro los ojos con el silbido menor, y lo que veo, simplemente no tiene lógica: curvas desordenadas en la calle, cuerpos agitados de un lado a otro, sin orden, sin sentido, cubriendo uno y otro de sus oídos. Toda la calle de enfrente y la lateral cubierta por dolientes. Volteo a todos lados y es el mismo paisaje.

Silbido de uno y otro lado hasta perder el sentido y viajar hacia el país de Alicia, hundiéndome por ese pozo sin fondo, flotando, cayendo, bajando sin tocar piso o algo que se le parezca… en el descenso escucho las voces que, en coro, se lamentan como los apesadumbrados del sexto circulo del infierno de Dante. Viene la luz otra vez, suave va abriendo paso a la ceguera, deslumbrado me quedo y…

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me pareció un estupendo texto. sigue por ese camino. el tono confesional te va muy bien.Sobretodo esa manera de pasar del sueño a la vigilia. Órale.

Atentamente: LVMRA

Anónimo dijo...

y nada
no parece haber distancias entre nosotros y las hay.

Un desconocimiento extremo entre dolientes, figuras distantes fundiendose sobre el paisaje. breves, etereas, simples... arrastrando su sombra. Nuestra sombra unida a la ventana, al suelo, a nuestros pies que se alternan para cargar el peso de una tristeza.

un eco, dos ecos, tres.... eco... ida y vuelta sobre el abismo, una afirmacion de la distancia silenciosa, eterna caida.


Grácias por tu texto, llegue aqui de casualidad y me gusta mucho lo que veo, no es que ande de blog en blog buscando que leer, visitaba la vida de alguien, luego di un par de clics y llegue aqui.

Este post y el anterior me conmovieron y me dio por improvisar algo, espeo que no sea muy burdo, regularmente no escribo.

Hasta pronto, seguramente volveré.

buen dia

R.A.